Bolivia: baja en la producción de gas y su impacto económico

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A fines de abril, el presidente de Bolivia, Luis Arce, generó una gran polémica al decir que el gas de su país estaba agotado. En ese marco, esta semana el gobernante indicó que la era del gas en su país no ha terminado.

La importancia de este debate se debe a que, al menos en las dos últimas décadas, el gas natural fue el producto estrella de exportación de Bolivia y el sustento de su crecimiento económico, con Brasil y Argentina como principales mercados, pero en los últimos años se ha advertido una disminución en la producción y los ingresos.

Menos energía boliviana: qué magnitud tuvo la baja de producción

La producción de gas natural pasó de 56,6 millones de metros cúbicos diarios (Mmcd) en 2016, con una renta petrolera de 1.755 millones de dólares, a 31,9 Mmcd en 2023 alcanzando un ingreso de 2.048 millones de dólares, según información oficial difundida en diciembre pasado.

Bolivia también registra actualmente una baja producción de líquidos en los campos petroleros y gasíferos, por lo que debe importar gasolina y diésel que luego se venden a precios subvencionados en el mercado interno, un gasto que cada vez le pesa más al Estado.

Caída en la producción de gas: diversificación de la economía

En un encuentro con periodistas, el presidente boliviano volvió a reconocer que “el problema mayúsculo del país” ha sido la disminución de sus reservas de gas a falta de proyectos de exploración.

En ese marco, el presidente Arce sostuvo que mientras “maduren” los proyectos, es necesario “enfrentar” el problema de que el país esté “pagando más” por la importación de combustibles líquidos y no está recibiendo más ingresos por la exportación de su gas, para lo que, por ejemplo, se desarrollan proyectos como la producción de biocombustibles.

En el mismo encuentro, el mandatario defendió la política de diversificación de su Gobierno ante el descenso de las reservas hidrocarburíferas para que la economía nacional “no dependa de un solo producto”.

“Queremos tranquilizar al país, no es que no tengamos gas, no es que ha terminado la era del gas en Bolivia (…) Lo que estamos pretendiendo hacer es diversificar la economía para que el país no dependa de un solo producto, como ha ocurrido”, manifestó.

Al margen de la diversificación, aseguró que entre 2021 y 2024 se perfilaron 42 proyectos exploratorios para buscar nuevas reservas de gas, de los que 27 “ya están en ejecución”.

La estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha asegurado que, si bien la producción de gas del país disminuyó, el energético alcanza para cubrir su demanda interna y sus compromisos de exportación a Argentina y Brasil.

Arce también defendió que el modelo económico diseñado por su Gobierno “sigue vigente” y da “resultados económicos y sociales positivos” en un contexto internacional “adverso”.

Reservas internacionales y la participación del gas

En la misma semana en la que Arce hizo públicas las mencionadas declaraciones, el Banco Central de Bolivia (BCB) indicó que las reservas internacionales netas (RIN) bolivianas llegaron a 1.796 millones de dólares en abril, lo que representó un incremento de 87 millones respecto al saldo de 1.709 millones alcanzado a finales de 2023.

El presidente del BCB, Edwin Rojas, aseguró que el nivel de las reservas bolivianas se explica por elementos externos como el costo de la financiación en el mundo que sigue siendo elevado o el conflicto en la Franja de Gaza, que ocasionó “tensiones” globales sobre los precios de las materias primas.

También, indicó que las causas internas fueron la menor capacidad de producción de hidrocarburos que deriva en menores ingresos por su venta, los fenómenos climáticos que impactaron negativamente en la producción agrícola de exportación y un conflicto social registrado en enero que perjudicó el comercio exterior.

Pese a esto, destacó que el nivel de las reservas “se ha mantenido estable” en el primer cuatrimestre de 2024. Además señaló que se esperan ingresos por exportaciones estatales en áreas como la minería, fertilizantes, gas natural, electricidad y alimentos, entre otros.

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