Buenas noticias para productores santiagueños: anticipan una fuerte recuperación de la soja tras varias campañas en declive

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A medida que los datos y las proyecciones se afinan, las expectativas para la campaña de soja 2023/24 se vuelven cada vez más prometedoras. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) la superficie destinada a este cultivo, que había disminuido en los últimos cuatro años debido a factores como la competencia con otros cultivos y condiciones climáticas desfavorables, está programada para experimentar un aumento del 5,6% interanual. Esto equivale a una expansión de aproximadamente 17.100.000 hectáreas, igualando la cifra alcanzada en la exitosa campaña 2019/20.

Uno de los principales motores detrás de esta recuperación es la disponibilidad de tierras que previamente no ha podido utilizarse para cultivos competidores, como el trigo y el girasol. Además, la soja ganó ventaja en términos de competitividad debido a una relación más favorable entre insumos y productos, lo que la hace más atractiva para los agricultores.

A pesar de las preocupaciones iniciales sobre la distribución irregular de las precipitaciones, las perspectivas climáticas indican una paulatina recuperación de la humedad durante la ventana de siembra en las regiones clave. Esto se combina con una normalización esperada del régimen de lluvias estivales, que se espera que esté en línea con el promedio histórico o incluso ligeramente por encima.

Sin embargo, un desafío que podría limitar el crecimiento de la superficie cultivada es la disponibilidad de semillas, que se vio afectada por la sequía en la campaña anterior. A pesar de este obstáculo, las proyecciones de producción para la campaña 2023/24 son optimistas, con una estimación de 50.000.000 de toneladas, lo que representa un aumento interanual del 138,1%. Este incremento, equivalente a 29.000.000 de toneladas adicionales, marcaría la segunda producción más alta de los últimos cinco años.

La información recopilada por la BCBA reveló una recuperación del área de cultivo de soja, especialmente en los planteos de primera ocupación. Varios factores contribuyen a esta tendencia positiva.

Aumenta la superficie de soja de primera y cae la de segunda

En primer lugar, la escasez de humedad durante el período de siembra de trigo en el Sur de Córdoba, oeste de los Núcleos Norte y Sur y Norte de La Pampa-Oeste de Buenos Aires llevó a la reasignación de hectáreas destinadas a otros cultivos, liberando espacio para la soja de primera. Además, la falta de lluvias en el norte del área agrícola obstaculizó la siembra de girasol en el NEA y el Centro-Norte de Santa Fe, lo que también ha liberado hectáreas para la soja.

El cultivo de maíz, que requiere una inversión inicial más alta, perdió atractivo en comparación con la soja, que tiene precios más favorables y una mejor relación insumo-producto. Se espera que esta expansión del área esté condicionada por la disponibilidad de humedad superficial durante la ventana de siembra, con pronósticos de precipitaciones moderadas al principio y un aumento hacia finales de la primavera.

En el Centro-Norte de Santa Fe, Entre Ríos y el Centro de Buenos Aires, donde se cumplió con la superficie presupuestada de cultivos de invierno, se espera un aumento en los planteos de segunda ocupación de soja. Sin embargo, en otras regiones, como los Núcleos Norte y Sur y el Norte de La Pampa-Oeste de Buenos Aires, la retracción en el área de cultivo de trigo ha llevado a una importante caída en el doble cultivo de trigo/soja. Esto resultará, afirmó la BCCBA, en una disminución significativa del área de soja de segunda ocupación, con una caída prevista del -5% a nivel nacional y una disminución del -8% en comparación con el promedio de las últimas cinco campañas.

Se estima que la superficie de soja de segunda ocupación podría alcanzar su nivel más bajo en los últimos siete años, representando solo el 28% del área total de soja proyectada para la campaña 2023/24.

El impacto del clima a la hora de tomar decisiones

Después de tres campañas bajo las condiciones del fenómeno “Niña” se prevé que el ciclo 2023/24 esté influenciado por un año “Niño” de intensidad moderada. Sin embargo, este fenómeno estará modulado en sus inicios por los vientos polares del sur, lo que generará una distribución irregular de las lluvias en la región agrícola. La ausencia de precipitaciones en las últimas semanas agravó la falta de humedad en gran parte de la región, lo que hace imperativa la llegada de lluvias en el corto y mediano plazo.

En las regiones primicias del norte de Buenos Aires, sur de Córdoba y Santa Fe, se anticipan precipitaciones similares al promedio para el inicio de la ventana de siembra. Sin embargo, en sectores del Norte de La Pampa y Oeste de Buenos Aires, donde la sequía impidió la siembra de otros cultivos, es esencial que se restablezca el régimen normal de lluvias para cumplir con los planes actuales de siembra. Se espera un progresivo ascenso de las temperaturas, lo que permitirá la recarga de los perfiles de humedad en el NOA a principios de noviembre y en el NEA para diciembre, antes del inicio de la ventana de siembra. La situación es diferente en gran parte de la provincia de Córdoba, que experimentará precipitaciones por debajo del promedio hasta diciembre, con una recuperación posterior hasta alcanzar volúmenes promedio.

Durante la temporada estival de 2024, se pronostican temperaturas menos extremas debido a un aumento en el régimen de precipitaciones. Enero se espera con un equilibrio entre la demanda atmosférica creciente y las precipitaciones, lo que resultaría en un balance hídrico normal, excepto en una franja central en Córdoba, noreste de La Pampa y sur de Santiago del Estero. Para febrero, se proyectan lluvias en varias regiones, como Entre Ríos, Centro-Norte de Santa Fe, NEA y parte del NOA, que podrían alcanzar o superar los niveles habituales de precipitación. Sin embargo, en gran parte de Córdoba, Buenos Aires y el sur de Santa Fe, se anticipan lluvias ligeramente por debajo del promedio, acompañadas de una disminución de las temperaturas.

Este escenario podría tener un impacto crítico en la región central. Las precipitaciones benefician a los campos del norte de la región agrícola que entran en estadios críticos durante febrero. Finalmente, para marzo, se espera que las precipitaciones alcancen o superen los niveles promedio en el trayecto que va desde el norte de Buenos Aires hacia el NOA y NEA, en contraste con lo que ocurrirá en el centro y sur de Buenos Aires y la provincia de La Pampa, donde las precipitaciones estarán ligeramente por debajo de lo habitual, acompañadas por temperaturas medias iguales al promedio.

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