La Ing. Agr. Yesica Noemí Gramajo Domínguez, del Grupo de Investigación en Producción Vegetal del INTA Santiago del Estero, presentó un detallado informe sobre el uso de “Bioestimulantes en cebolla y su efecto en el rendimiento y en la calidad”.
El uso de bioestimulantes se da ante la creciente preocupación por el impacto negativo de la agricultura moderna sobre el medio ambiente y la salud del consumidor, sumado al contundente rechazo del consumidor a los alimentos con trazas de agroquímicos de síntesis. Esto incentiva a un número creciente de agricultores hacia la “agricultura orgánica o sustentable”, por ser ésta más saludable e inocua, tanto para los consumidores como para el medio ambiente.
Como una alternativa a este problema, se propone el uso de productos de origen biológico, o sea, productos capaces de fertilizar y controlar las plagas además de disminuir los riesgos de contaminación.
Un bioestimulante es una sustancia natural, sintética o un microorganismo diseñado para ser aplicado, solo o en mezcla, sobre plantas, semillas o raíces con el objetivo de mejorar su crecimiento, desarrollo y producción, estimulando procesos biológicos y, por lo tanto, favoreciendo la disponibilidad de nutrientes y optimizando su absorción e incrementando la tolerancia a estreses bióticos y abióticos.
Este trabajo determinó los efectos positivos de distintos bioestimulantes aplicados en el cultivo de cebolla, en las dos variables estudiadas: diámetro del bulbo y rendimiento total.