En un recorrido realizado por los parajes El Mistolar y El Sauce, situados en el departamento Juan Felipe Ibarra, se documentó el impacto positivo de las cisternas de placas para la captación y almacenamiento de agua. Estas estructuras, construidas a través del Plan de Acceso al Agua para la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (PISEAR) en 2020, representan una solución eficaz a los desafíos de acceso al agua en áreas rurales y periurbanas.
La implementación de esta tecnología, que ha llegado a terreno desde hace varios años, ha sido posible gracias al trabajo conjunto de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Quimilí, que participó en la convocatoria con 224 familias beneficiarias. La financiación para estos proyectos proviene del Convenio de Préstamo BIRF N° 9313-AR, en el cual el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) se compromete a asistir financieramente a la República Argentina para la ejecución del “Proyecto de Sistemas Agroalimentarios Climáticamente Inteligentes e Inclusivos”.
El año 2023 marcó la financiación de los proyectos pendientes, los cuales fueron adjudicados mediante licitación para la entrega de las cisternas bajo el sistema llave en mano. La empresa adjudicataria, a su vez, subcontrató a la organización MOCASE VC para llevar a cabo las actividades en terreno.
Las cisternas se erigieron en el paraje El Mistolar, beneficiando a productores de esta localidad, así como a habitantes de El Sauce, Lojlo, Chinchillal y Las Nuevitas en el departamento Juan Felipe Ibarra. Estas estructuras no solo representan una solución tangible para la escasez de agua, sino que también mejoran significativamente las condiciones de vida y la productividad de las comunidades locales.
La iniciativa demuestra el compromiso continuo con el desarrollo sostenible y la mejora de las condiciones de vida en áreas rurales, destacando el papel fundamental de la colaboración entre instituciones, la participación activa de la comunidad y la inversión en tecnologías innovadoras. Las cisternas de placas son un ejemplo de cómo la tecnología puede tener un impacto positivo y duradero en la calidad de vida de las poblaciones rurales.
