La actividad volvió a subir en agosto, pese a la devaluación

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La actividad económica creció en agosto por segundo mes consecutivo. Logró sobreponerse al impacto devaluatorio post PASO y al récord de inflación durante ese mes. El incremento del PBI fue de 1,3% contra julio. Así, se mantuvo el rebote que ya se había observado el mes anterior, luego de un segundo trimestre marcado por la sequía. Justamente, la menor incidencia negativa del agro fue uno de los factores que explicaron la mejora del tercer trimestre, junto con el aumento del consumo defensivo, producto del escenario crítico en pleno contexto electoral. Contra diciembre del año pasado, el crecimiento de la actividad ya es de 1,7%. Para septiembre y octubre se espera que las medidas oficiales para apuntalar ingresos moderen el impacto inflacionario, aunque para el último bimestre se proyectan bajas, producto de la falta de divisas y la caída del consumo.

Los datos se desprenden del Emae del Indec. La actividad se mantuvo en números positivos por segunda vez al hilo, incluso con el efecto de la devaluación posterior a las primarias, en ese mismo agosto, a cuestas. El director de Sarandí, Sergio Chouza, destacó que el dato de agosto estuvo “signado por el impulso que tuvo la demanda en el contexto electoral de las PASO”. Además, remarcó que “la caída de la producción parece tener un piso temporario, mientras que la mayoría de los rubros se mantuvieron relativamente estables o levemente al alza”. De todas maneras, la consultora mantuvo su previsión del PBI para fin de año en un rojo del 2%.

Por su parte, Sebastían Menescaldi, director de Eco Go, explicó que el número de agosto se corresponde a una menor incidencia de la sequía en el cálculo final del Indec. “A partir de julio en el Indec deja de incidir la sequía y por eso el salto tan alto ese mes, en agosto sigue creciendo un poquito también, pero es mantener el nivel del mes anterior. Cuando vas analizando el nivel de actividad ves que la industria cae un poco menos, la construcción crece un poco más y el comercio cae un poco menos también. Eso es lo que te genera que termine el nivel de actividad levemente por encima de los valores del año pasado”, detalló.

Para los próximos meses, LCG planteó que el paquete de medidas impulsado luego de la devaluación de agosto “podría sostener niveles de consumo, pero solo a corto plazo y el efecto podría ser marginal”, aunque también reconoció que “el adelantamiento del consumo como mecanismo de cobertura ante saltos en los precios ha funcionado como amortiguador de la actividad”, aunque minimizaron la posibilidad de que ese fenómeno “permanezca aún presente de cara al último bimestre del año, como resultado de su agotamiento”.

Así y todo, desde la consultora recortaron la caída del PBI para 2023 a un 1,7%, cuando el mes anterior la proyección fue una baja de 3%. “La disponibilidad de divisas para importaciones continuará condicionando la actividad de la industria y el comercio”, acotaron.

Por su parte, Menescaldi planteó que el efecto de la devaluación se puede ver en septiembre. “Así como creció el 0,3% (interanual) en agosto, va a caer probablemente un 2% en septiembre. Y eso se va a ir profundizando, ya no tanto porque haya habido una devaluación, sino porque hay más restricciones en las importaciones y eso va a empezar a pegar en la actividad, sumado a la incertidumbre del ciclo electoral”, concluyó.

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