La propagación de una enfermedad transmitida por la temida “chicharrita” está dejando un rastro de devastación en los cultivos de maíz en el corazón de Santiago del Estero y en varias provincias vecinas.
El ministro de Producción, Miguel Mandrile, alertó sobre esta problemática en una entrevista radial, explicando que “el daño se gesta silenciosamente”.
“Los agricultores observaban un buen desarrollo de sus cultivos, pero de repente el maíz comienza a quebrarse, caerse y sus granos se reabsorben. El costo de almacenamiento del maíz se dispara. El trigo, aunque algo alivia la situación, tras tres años de sequía, ya ha dejado una gran deuda porque todo lo invertido en el maíz estaba basado en la futura cosecha”, añadió Mandrile.
El impacto económico de esta plaga en el maíz asciende a más de 500 millones de dólares, según Mandrile, quien enfatizó que “no solo afecta el valor del grano, sino también a las familias involucradas, así como a camioneros, gomeros y otros trabajadores, debido a las interrupciones en la cadena de pagos”.
Ante esta crisis, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) está agilizando la aprobación de insecticidas para combatir la plaga. Asimismo, se está estableciendo una mesa de trabajo para abordar de manera integral este desafío agrícola.
