Crecen la producción y el valor de la cebolla y la zanahoria en tierras santiagueñas
En Santiago del Estero, la producción de zanahoria y cebolla se consolida como una de las actividades hortícolas más relevantes del calendario agrícola de otoño, especialmente en la zona de riego, donde ambas especies concentran gran parte de la superficie cultivada y generan un importante valor comercial.
Estos cultivos no solo representan una fuente clave de ingresos para las familias productoras, sino que también demandan alta mano de obra, lo que los convierte en actividades estratégicas tanto desde el punto de vista económico como social. La producción está en manos de agricultores que trabajan superficies que van desde 1 hasta 50 hectáreas, lo que refleja la diversidad y alcance del sector.
Desarrollo tecnológico y crecimiento de la zanahoria
El cultivo de zanahoria (Daucus carota) ha mostrado en los últimos años un notable avance en términos tecnológicos y comerciales. Su siembra, que se realiza entre febrero y abril, cuenta con un ciclo de 90 a 120 días, dependiendo del material genético utilizado.
Una característica distintiva del sector es la existencia de centros de lavado y empaque en zonas como Colonia El Simbolar (Departamento Robles), que permiten mejorar la presentación del producto y agregar valor, favoreciendo su comercialización en supermercados, hipermercados y mercados especializados.
Para la campaña 2025, se proyecta una siembra de entre 3.500 y 4.000 hectáreas, impulsada por condiciones favorables del mercado entre junio y septiembre. La zanahoria santiagueña es valorada por su calidad y presentación, y quienes incorporan prácticas de lavado y embolsado logran mejores precios e inserción en los principales mercados del país.
Los costos estimados de producción oscilan entre 850 y 1.000 dólares por hectárea, con rendimientos de 900 a 1.200 tacos por hectárea (cada taco equivale a 30 kg).
La cebolla de día corto y sus desafíos
La cebolla de día corto (Allium sp) también se siembra entre febrero y abril, y se cosecha entre agosto y noviembre. Aunque su manejo agronómico es similar al de la zanahoria, los productores enfrentan mayores desafíos comerciales, especialmente debido a la competencia con otras provincias y mercados internacionales.
Para la campaña 2025, se estima que la superficie sembrada no superará las 3.000 hectáreas, en parte por los resultados poco favorables del ciclo anterior. Los rendimientos promedio van de 700 a 1.000 bolsas por hectárea (cada bolsa pesa 18 kg), aunque las variedades híbridas, bajo buen manejo técnico, pueden alcanzar entre 1.500 y 1.800 bolsas por hectárea.
El costo total de producción, incluyendo cosecha, embolsado, empaque y comercialización, puede ascender a 1.700 dólares por hectárea. En este contexto, se vuelve fundamental fortalecer asociaciones entre productores y desarrollar estrategias comerciales que aprovechen la ventana de oferta entre agosto y noviembre, cuando la producción de otras regiones disminuye.
Hacia una producción más competitiva
Tanto para la zanahoria como para la cebolla, la optimización de las prácticas agronómicas y la incorporación de valor agregado en el procesamiento serán claves para mejorar la competitividad en el mercado nacional e internacional.
En esta línea, el INTA ha iniciado una encuesta dirigida a productores hortícolas, que permitirá recabar información sobre la producción de cebolla y zanahoria en la región, complementada con datos históricos del Mercado Central de Buenos Aires (2014-2024). Este estudio permitirá dimensionar el impacto de la horticultura en la economía regional y visibilizar el trabajo estratégico de los productores santiagueños.
Con este panorama, Santiago del Estero reafirma el potencial de su zona de riego como polo productivo hortícola, apostando al desarrollo sostenible de actividades que no solo aportan al crecimiento económico, sino que también sostienen el tejido social de muchas comunidades rurales.