Control químico de maíz voluntario: estrategias para reducir riesgos sanitarios
El maíz voluntario, conocido popularmente como “maíz guacho”, se ha convertido en una de las principales problemáticas para los sistemas agrícolas intensificados. Su presencia en lotes destinados a otros cultivos, como soja y trigo, genera pérdidas significativas de rendimiento y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades que afectan la producción regional.
Un informe del INTA advierte que la competencia por recursos esenciales —luz, agua y nutrientes— puede provocar reducciones en el rendimiento de soja de entre 10% y 50%, dependiendo de la densidad de plantas presentes.

El maíz voluntario no solo compite directamente con los cultivos principales, sino que también representa un riesgo sanitario relevante. En Argentina, los patógenos que integran el complejo del achaparramiento del maíz tienen como único hospedero a esta especie, y su vector, la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis), se alimenta y reproduce exclusivamente en ella.
Esto significa que la presencia de maíz voluntario favorece la diseminación de enfermedades, incrementando la presión de inóculo en la zona y afectando el rendimiento global de los sistemas agrícolas.
Para reducir la propagación de enfermedades y limitar el ciclo de reproducción de Dalbulus maidis, el INTA recomienda implementar un vacío sanitario: eliminar la presencia de plantas de maíz en los campos por un período mínimo de 90 días.
Esta práctica permite cortar el ciclo de vida del vector y disminuir significativamente el riesgo de infección en los cultivos de la próxima campaña.

El control del maíz voluntario debe realizarse en etapas tempranas para evitar que las plantas se conviertan en fuentes de inóculo o alimento para el vector. Las estrategias recomendadas incluyen:
- Control en preemergencia:
Aplicación de herbicidas residuales antes de la emergencia de las plántulas, logrando una supresión más efectiva y duradera. - Control en postemergencia temprana:
Cuando las plantas ya han emergido, se priorizan tratamientos rápidos para evitar que completen su ciclo y favorezcan la propagación de enfermedades.
El estudio del INTA evaluó la eficacia de distintos herbicidas residuales para el control preemergente de maíz voluntario, aportando información clave para la toma de decisiones agronómicas.
