Ciencia santiagueña contra las superbacterias

En los laboratorios del Nodo Tecnológico de Santiago del Estero, un grupo de científicos está llevando adelante una investigación de frontera: utilizan la cristalogénesis, una rama de la ciencia que estudia la formación y el crecimiento de cristales, para desentrañar los secretos de las bacterias y diseñar nuevas estrategias terapéuticas frente a uno de los mayores desafíos globales: la resistencia a los antimicrobianos (RAM).
El proyecto forma parte de la red federal Repara, un programa nacional que financia investigaciones estratégicas con hasta un millón de dólares por provincia, con el objetivo de responder a problemas urgentes de la salud mundial. En su segundo año, la iniciativa avanza con fuerza dentro de Instituto de Bionanotecnología del NOA (INBIONATEC), uno de los 23 espacios científicos que integran la red y que continúa desarrollando proyectos de alto impacto en todo el país.
Gracias al financiamiento del programa Repara, el grupo santiagueño adquirió equipamiento de última generación para la purificación y cristalización de proteínas, un paso crítico en este tipo de investigaciones. “Estamos formando recursos humanos altamente especializados y colaborando con equipos de otras provincias y del CONICET, demostrando que se puede hacer ciencia de primer nivel en el norte argentino”, destaca el Dr. Ricardo Morales, co-investigador del equipo.
Actualmente, el proyecto se encuentra en la fase de cristalización y análisis de calidad de las proteínas obtenidas, una etapa que requiere precisión extrema. La formación de cristales adecuados depende de variables delicadas: la concentración de la proteína, su pureza, el pH, la temperatura y el tipo de precipitantes empleados.
El impacto del trabajo trasciende las fronteras provinciales. Los resultados obtenidos en Santiago del Estero son compartidos con la comunidad científica internacional, aportando datos valiosos para el desarrollo de nuevos medicamentos. Además, el proyecto inspira a jóvenes estudiantes y consolida un polo de conocimiento científico en una región históricamente ajena a la investigación biomédica avanzada.
Durante la pandemia de COVID-19, técnicas similares permitieron descifrar rápidamente la estructura de la proteína Spike del virus SARS-CoV-2, lo que facilitó el desarrollo de vacunas y antivirales en tiempo récord.
Hoy, la aplicación de la cristalogénesis a la resistencia bacteriana no promete soluciones inmediatas, pero sí sienta las bases para una nueva generación de antibióticos y terapias dirigidas. En un escenario donde los fármacos tradicionales pierden eficacia, este tipo de avances se convierte en una esperanza sólida y de largo plazo para preservar una de las herramientas más valiosas de la medicina moderna.