El INTA en riesgo por una reforma que amenaza al campo y la ciencia
Desde el Centro Regional Tucumán-Santiago del Estero del INTA expresaron su profunda preocupación frente a los cambios que el gobierno nacional evalúa aplicar a la institución, sobre todo, porque la institución es más que una sigla. Es gente. Es conocimiento, territorio, trabajo y futuro. Es ese técnico que recorre caminos de tierra para asistir a un productor. Es la investigadora que, tras años de estudio, logra una semilla más resistente. Es el puente entre la ciencia y la tierra.
Un decreto en preparación limitaría la participación de los productores y del sector científico-tecnológico en la toma de decisiones. También plantea la eliminación de la estructura de extensión rural y el despido de personal técnico altamente calificado.

Estas medidas no solo violan la ley de creación del INTA, sino que también comprometen su autarquía y capacidad técnica independiente, dos pilares que garantizan que el conocimiento aplicado no responda a intereses circunstanciales, sino al bien común.
La reforma, sin planificación ni evaluación de impacto, podría desmantelar décadas de trabajo territorial, afectando directamente la capacidad del país para innovar y desarrollarse en el sector agropecuario.

En Santiago del Estero, el INTA es clave en el desarrollo de cultivos como maíz, soja, algodón, pasturas megatérmicas (MBGI), ganadería vacuna y caprina, apicultura y producción de animales de granja. Todo con un mismo enfoque:
✔️ Aumentar la productividad
✔️ Mejorar la calidad de los alimentos
✔️ Conservar el ambiente
✔️ Fortalecer la vida rural
Esto se traduce en alimentos en la mesa de los argentinos, en exportaciones que equilibran la economía y en miles de familias rurales que han mejorado sus condiciones de vida gracias a programas de desarrollo impulsados por la extensión rural.
Eliminar esa red de técnicos y conocimiento sería dejar a cientos de productores sin acompañamiento, sin soluciones y sin futuro.

En virtud de ello, desde el INTA llamaron a preservar la institucionalidad y a respetar la historia de una institución que ha sido y sigue siendo estratégica para el país.
Desde la institución piden que se abra un diálogo real, amplio y comprometido entre el Estado, los productores, el sistema científico y la sociedad, pues no es un tema solo del campo o de la ciencia, sino que se trata del “del país que queremos construir”.