La 𝗮𝗹𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮𝘁𝗶𝘃𝗮 𝗽𝗿𝗼𝗱𝘂𝗰𝘁𝗶𝘃𝗮 del algarrobo blanco
En el marco del Día Internacional de los Bosques, conmemorado el 21 de marzo, se busca destacar el papel fundamental que desempeñan los bosques como proveedores esenciales de alimentos, tanto para el consumo humano como para el animal, bajo el lema “Bosques y alimentos”.
En este contexto, la plantación de algarrobo emerge como una opción valiosa, facilitando la producción de balanceados para animales y la elaboración de harina de algarroba, un producto apto para celíacos.

Si bien la producción maderera de algarrobo blanco ha perdido atractivo debido a los largos plazos de cosecha (18-22 años), existen alternativas productivas intermedias que pueden hacer más interesante esta actividad. Para los productores ganaderos, la plantación de algarrobo se presenta como una base ideal para sistemas silvopastoriles, en armonía con pasturas como gatton panic o grama rhodes.
Sin embargo, hay que recordar que es importante evitar el pastoreo directo sobre los árboles jóvenes hasta que alcancen una altura adecuada. Tal es así que estudios del Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido-Leales demuestran que las vaquillonas ganan más peso en sistemas silvopastoriles respecto a pasturas a cielo abierto, especialmente en años secos.

Otra alternativa interesante es la apicultura, que permite obtener miel monofloral de algarrobo si los apiarios se instalan cerca de las plantaciones. Aunque aún no existe un mercado diferencial para esta miel, iniciativas similares ya valoran la miel monofloral de atamisqui, por ejemplo. Además, la polinización por abejas beneficia la producción de frutos y semillas, lo que añade valor a la actividad apícola.
La fructificación del algarrobo que comienza entre los 6 y 10 años después de la plantación, ha despertado el interés de los productores. Actualmente, existe una planta procesadora de frutos en el parque industrial, dependiente de la Facultad de Agronomía y Agroindustrias, y se están instalando otras en Santiago del Estero. Los frutos cosechados (diciembre-enero) se pagan entre 180 y 300 $/kg, según su calidad, y se utilizan para producir harina para consumo humano (con certificación para celíacos) y también para balanceados para animales.

En resumen, al considerar las producciones intermedias, se puede generar una renta anual a partir de actividades pecuarias (ganadería, apicultura, cosecha de frutos y semillas) y una renta capitalizada proveniente de la madera al final del ciclo.
Instituciones como INTA, Instituto de Fisiología y Recursos Genéticos Vegetales, UNSE, UCSE y la Dirección de Desarrollo Forestal Industrial están trabajando para asegurar el éxito de las plantaciones de algarrobo, aplicando micorrizas y bioestimulantes para mejorar la captación de nutrientes y agua, así como la tolerancia al estrés abiótico.
En conclusión, las plantaciones de algarrobo blanco ofrecen diversas posibilidades productivas que se complementan entre sí. Además, el algarrobo proporciona servicios ecosistémicos valiosos, como sombra para el ganado, mejora de la fertilidad del suelo, reduce la erosión y la escorrentía. Por lo tanto, representa una inversión a largo plazo que genera bienes y servicios duraderos.