Aportes clave al suelo: investigadores argentinos revolucionan la fertilidad con avena y vicia

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Investigadores del Conicet y la Universidad de Buenos Aires (UBA) han realizado un avance significativo al cuantificar, mediante un novedoso método, el aporte de carbono y nitrógeno al suelo proveniente de dos cultivos: avena y vicia. Estos cultivos son utilizados en períodos sin plantaciones comerciales y demuestran la importancia de las estrategias biológicas para mejorar la calidad de los suelos, reducir el uso de agroquímicos y mitigar el cambio climático.

Si bien se conocen los beneficios de estos denominados cultivos de servicios, este trabajo publicado en la revista “Soil Biology and Biochemistry” ofrece un nuevo método para cuantificar sus aportes específicos de carbono y nitrógeno al suelo y determinar en qué fracciones de la materia orgánica se alojan estos elementos.

Según Paula Berenstecher, investigadora del Conicet-UBA y primera autora del estudio, el uso de cultivos de servicio durante el barbecho ha aumentado considerablemente en Argentina, y los productores ya están experimentando algunos beneficios.

El estudio reveló que tanto la avena como la vicia aportan cantidades significativas de carbono y nitrógeno al suelo. Alrededor del 15% de todo el carbono de las plantas de avena es liberado a través de la rizodeposición (compuestos orgánicos liberados por las raíces). En el caso de la vicia, aunque tiene menos biomasa, su aporte al suelo alcanza el 30%, probablemente debido a su capacidad para fijar nitrógeno de la atmósfera.

Un hallazgo novedoso del estudio fue que la mayor parte de los aportes se incorporan en la materia orgánica asociada a los minerales del suelo, lo que implica una retención a largo plazo de carbono y nitrógeno en esta fracción. Estos resultados indican el potencial de los cultivos de servicio para mejorar la fertilidad y productividad del suelo a largo plazo, así como para reducir el uso de fertilizantes y herbicidas.

La utilización de cultivos de servicio, que se basa en principios de agroecología y propone la diversificación de las plantaciones, está siendo adoptada cada vez más por la agricultura convencional. Se estima que entre 2016 y 2022, el número de productores que utilizan cultivos de servicio ha experimentado un crecimiento significativo, alcanzando entre el 4% y el 20%.

Gervasio Piñeiro, director del trabajo e investigador del Conicet en el Ifeva, sugiere que es importante entender la dinámica y retención de los aportes de nitrógeno en la materia orgánica del suelo para sincronizar su oferta con la demanda de los cultivos comerciales siguientes, como el maíz, con el fin de reducir el uso de fertilizantes sintéticos y sus efectos negativos en el medio ambiente.

Este estudio ha sido un paso importante para respaldar el uso de cultivos de servicio como una estrategia viable y sostenible para mejorar la fertilidad del suelo y contribuir a la lucha contra el cambio climático.

Además de Berenstecher y Piñeiro, la bióloga Georgina Conti del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv, Conicet-Universidad Nacional de Córdoba) también ha participado en esta investigación.

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