El consumo de carnes ronda los 115 kilogramos per cápita
El consumo de carne vacuna en el mercado interno argentino se ubicó en agosto en torno de los 50,3 kilogramos per cápita por año, con una caída de 2,7% interanual, afectado por las consecuencias de la pandemia de coronavirus, aunque a tono con la tendencia a la baja de los últimos años.
“Está cayendo desde hace bastante”, afirmó a Télam el presidente de la Cámara de la Industria de Carnes (Ciccra), Miguel Schiariti, quien lo relacionó con la depreciación del poder adquisitivo desde el año pasado ante la imposibilidad de los salarios de igualar a la inflación.
Según Ciccra, el consumo de carne vacuna por habitante por año a agosto evolucionó desde los 61 kilos de 2013, pasando por los 59,2 kilos de 2014, los 58,6 kilos de 2015, los 55,8 kilos de 2016, los 56,9 kilos de 2017, los 58,2 kilos de 2018 y los 51,7 kilos de 2019, hasta los actuales 50,3 kilos.
El descenso de 1,4 kilos que se registra en los últimos doce meses en el consumo de carne vacuna, se produce en un contexto de alza de las exportaciones del producto, que alcanzaron su participación más elevada de las últimas décadas.
En el período enero-agosto la industria frigorífica produjo 2,07 millones de toneladas de carne vacuna, 2,8% más que en igual lapso de 2019; y del total se exportaron 559,3 mil toneladas, 13,8% más que en enero-agosto del año pasado, alcanzando una participación de 27,1% del total producido (+2,6 puntos porcentuales interanuales).
Sin embargo -según Schiariti-, esto “no ejerce presión” porque “se exportan vacas a China, Rusia y Estados Unidos, y los cortes de calidad son de animales pesados de 450 o 500 kilos, que no se consumen en el país”.
“En estos seis meses de cuarentena, el lockout ganadero por el aumento de las retenciones y las lluvias de abril en la Pampa Húmeda generaron desabastecimiento y suba de precios; a eso se sumó que las curtiembres decidieron no pagar más por los cueros, lo que se tradujo en nuevas alzas; más la pérdida del poder adquisitivo del salario y de ingresos del sector informal, además de las tarjetas al rojo vivo, es un cóctel explosivo para el consumo; no obstante cayó sólo 1,5% en un año”, resaltó.
En los primeros ocho meses de 2020, el mercado interno habría absorbido 1,51 millones de toneladas, lo que arrojaría una caída equivalente a 11,2 mil toneladas en la comparación interanual (-0,7% anual), y representó 72,9% (-2,6 puntos porcentuales interanuales) del total producido.
Asimismo, Schiariti destacó que pese a esta leve caída, el consumo de proteína animal de los argentinos se mantiene en 110-115 kilos por habitante por año (50 kilos de carne vacuna, 48 kilos de carne aviar y 16/7 kilos de cerdo).
En ese sentido, el presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC), Mario Ravettino, coincidió en “destacar que Argentina tiene una dieta de proteína animal de excelencia, siendo uno de los principales consumidores a nivel mundial”.
“Con un promedio de 120 kilos por habitante por año, esta dieta proteica se compone de 50 kilos de carne bovina, 40 kilos de carne aviar, 16 kilos de carne porcina y el resto de carnes alternativas”, detalló a Télam.
Según Ravettino, los efectos de la situación epidemiológica “se difundieron sobre el consumo interno de carne, pero no a valores sensibles como para restringirlo; en los últimos años, el consumo interno y los valores de la carne vacuna se han amesetado, de manera tal que no inciden en los volúmenes exportables del momento”.
En otro orden, Schiariti afirmó que “daría la sensación de que (el consumo) se va a mantener”, aunque lo condicionó a “lo que ocurra en los próximos meses”.
“La falta de confianza en el peso hizo que subieran los precios de la hacienda, alza que no se trasladó a los valores de la carne; para colmo en muchas zonas de cría hay sequía por lo que es posible que a fin de año falte algo de carne y haya un aumento, lo que haría caer el consumo”, concluyó el titular de Ciccra.