El Río Dulce y su encanto: “Hemos llegado a albergar hasta 10.000 personas”
Aire notablemente más fresco que en pleno casco céntrico; frondosos árboles de gran sombra y el río Dulce completamente señalizado para evitar riesgos. El Parque Aguirre siempre fue un refugio en los días de calor, aunque desde hace una década aproximadamente, acrecienta su atractivo, gracias a los servicios que se prestan.
Los guardavidas constituyen parte fundamental de este fenómeno; dado que su trabajo garantiza seguridad a los “veraneantes”. Paralelamente, el municipio capitalino facilitó equipamientos y dispuso de otros servicios y actividades recreativas que hacen del lugar, además de confiable, muy ameno y entretenido.
Martín Cabral, a cargo del equipo de guardavidas santiagueños, afirma que hay muchos turistas últimamente. La rivera se convirtió en un “paso obligado” y la experiencia de visitar Santiago no está completa si el viajero no dedica una tarde a contemplar el río, mojarse los pies o darse un chapuzón.
“Se ve mucho turismo, la playa ha cambiado muchísimo”, explicaba el jefe de los rescatistas acuáticos. Dice que cada sector delimitado como playa recibe entre 600 y 700 personas , lo que da un total de 3500 por día a lo largo de la Costanera. Pero la cifra prácticamente se triplica los fines de semana u otro día no hábil: “Ha llegado a albergar hasta 10.000 personas”.
Un voto a las playas
Cabral está convencido de que la rivera del Dulce bien podría convertirse en playas. Para eso se necesita de más servicios, como las sombrillas, reposeras y baños bien cerca. Lo demás, ya es un hecho. “La verdad es que tiene todas las condiciones para serlo”, considera.
El público está cada vez más “fiel” al Río Dulce y hay quienes ya lo incorporaron a su rutina diaria. “Eso habla bien de lo que es el turismo en Santiago y de lo que son los servicios que se están empezando a brindar”, expresaba el coordinador del equipo de 55 guardavidas.
