Apicultura en Malbrán, un emprendimiento familiar que colma todas las necesidades

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Soledad Farias, su hija de 16 años y su esposo Luis llevan adelante su emprendimiento apícola. “Nosotros empezamos allá por el 2010 cuando compramos unas 15 colmenas y de ahí arrancó es un emprendimiento familiar. Desde el principio trabajamos en conjunto como familia y hoy tenemos alrededor de 300 colmenas. Nosotros mismos fuimos multiplicando la cantidad”, contó Soledad Farias.

Surgió como algo novedoso que asumieron con cierta curiosidad y búsqueda de hacer algo en familia. “Nos dijimos hagamos esto y lo emprendimos y la verdad es que nos fue bastante bien, obviamente hay altos y bajos con años buenos y malos pero la verdad que es una actividad muy linda, la cual nos enseña día a día y es extraordinario trabajar con la abejas”.

A pesar de los años difíciles que atravesaron fueron encontrando como familia los anticuerpos necesarios para continuar produciendo miel. “Lo importante es no rendirse, estar siempre activos pensando y buscando la solución y la vuelta a las dificultades que como todo emprendimiento tiene”.

La miel producida por ellos es comercializada a granel en tambores y también a pequeña escala fraccionada para consumo de vecinos de Malbrán y localidades vecinas, a través de ferias en las que participan.

Como pasa con muchas actividades productivas, Soledad contó que la apicultura no atraviesa su mejor momento. “Los precios de la miel están estancados pero todo lo que es insumo está sobrevaluado, con precios por las nubes”.

Todos trabajan

De acuerdo a las épocas de la actividad, en esta familia todos trabajan en el apiario, sobre todo en la temporada de primavera verano cuando todo se alista para la cosecha de la miel.
“En este tiempo, donde preparamos todo para que la colmena empiece a invernar nos ocupamos de hacer sanidad y control para ver si las abejas necesitan alimento, las alimentamos durante el invierno y de esa manera vamos preparando todo para la etapa de primavera verano. Ahí es donde más manos se necesitan para el trabajo”, contó.

En las mejores épocas esta familia fue invirtiendo en infraestructura. “Nosotros contamos con un extractor de 44 cuadros y tenemos todas las maquinarias en nuestra casa para hacer la extracción de la miel”.

Soledad y su familia buscaron la unidad familiar en el trabajo y lo lograron. También buscaron emprender y aprender y lo lograron. Se propusieron una actividad productiva que los vincule responsablemente con el ambiente y así fue.

“Trabajar unidos, recibir miles de enseñanzas de las abejas, conocer su organización e inteligencia nos da una gran satisfacción y por eso nos mantenemos firmes en esta actividad que tanto nos gusta”, concluyó Soledad.

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